Escribo estas líneas.

Fotografía tomada de http://historiasderoman.blogspot.com/2010/02/el-tunel-de-los-suenos-rotos.html

En deuda con (Em)Manuel Salazar

Vivo en otro mundo, en otro país,

En una dimensión distinta:

Enjaulado entre palabras, disonancias y pretextos.

Vivo aferrado a un sueño amarillento y con las puertas rotas.

Escribo esto a mitad del silencio

(largo silencio, por cierto)

Sumergido en la oscura presencia matutina

Atrapado entre obligación y deseo:

Eros y Tánatos, pulso vital y olvido…

          

Escribo estas líneas, torpes y confusas,

Para preservar uno a uno tus tientos

Para mantener tu nombre a raya

Entre el amor, lo inmoral y la belleza.

Escribo y olvido el propósito de la escritura

Intento retener tu prisa y tus pausas cortas

Ensayo entrelazar mis confesiones a tus excusas

Busco nuevas rutas, nuevas nostalgias, nuevas presencias.

No tengo preguntas (ni una sola):

Escribo, atrapado, anclado,

Aferrado a tu nombre, a tu risa, a tu sueño.

Hasta la pérdida del sentido

Ron Mueck 15 (C)

Somos tránsito excepcional en muchas formas:

pausa corta o larga, inflexión cansada…

Somos idea que germina y no pierde brillo:

balanceo de los brazos al compás del cuerpo…

Somos silencio interminable

Y a la vez, grito profundo que rasga paredes

derriba techos, muros, plafones…

Somos voz que murmulla en la madrugada

“No te vayas, quédate por favor

Aunque sea unas cuantas horas”.

Somos luz que brilla diáfana entre las sombras

Somos aliento que escapa entre los dedos

Somos metro y grado, santo y seña…

Somos también tiempo que no fluye,

que no respeta espacio

que no estalla, ni brota:

Somos palabra encarnada y leyenda inconclusa.

Volver a escribir la historia, siempre la misma historia

Perenne historia, repetida, vociferante, guerrera,

Siempre la misma maldita historia contada,

Hasta que los oídos se cansen

Hasta que los ojos se pierdan

Hasta que no haya otra manera de contarla

Hasta el hastío hasta el olvido hasta la saciedad

O hasta la pérdida del sentido… lo que ocurra primero.

Tu silueta entera

No tengo empacho en admitir
Que a veces, mientras duermo,
Descubro tu figura al filo de un sueño:
Y como la primera ocasión
Admiro tu espalda y tus codos
Tu pelo y tus piernas
Tu silueta entera
Que igual a un árbol dibuja el tiempo
Y los recuerdos idos sobre el horizonte.