martes, abril 20, 2004

.

A la sombra de Pitágoras

La excusa ha sido el álgebra,
el cálculo diferencial
y la geometría analítica.
todo envuelto para regalo
en una de esas noches
asfixiantes de inicios del verano.

En la distancia
escuchamos los gritos
de quienes fuimos
escuchamos cómo tintinea
la noche sobre la calle
y cómo falla el aliento
cuando las palabras
se amontonan
una a una
sobre los labios.

Muy en la distancia
hay una niña de ojos verdes
que escribe poemitas de amor
aunque lo niega y dice
que son algoritmos
y ecuaciones inacabadas.

"¿Las líneas paralelas de veras
se unen en el infinito
?"
garabatea sobre un trozo de papel
que después arroja
por la ventana.

"Estoy anclada en una ciudad
que duele en los ojos
de tan verde y tan ausente
", se dice
en tanto, la nostalgia se vuelve
un temblor ligero.

La niña de ojos verdes
fuma un cigarrillo y,
mientras espera que den las diez,
sigue escribiendo en pequeñas tiras
de bond de 60 kilogramos
que después arruga
y lanza a la calle.

lunes, abril 12, 2004

Hate

A veces me canso de mí:
De mis estúpidas ideas
Que dejan sus pintas
En las paredes interiores;
De las razones cortas
Que son camisas de fuerza
Para mirar con ojos nuevos
El horizonte que se cuelga
Desde las nubes pusilánimes,
De estas palabras pegadas al cielo de la boca
Que reúnen sus letras de cambio
Y siguen siendo ellas
Tan marchitas e ineficaces.

A veces me canso de mí:
Del ir y venir cotidiano
Por la misma ruta que,
de tan recorrida,
Solo guarda sorpresas
Para los distraídos e insomnes;
Me canso de mis manos que no apresan
De mis ojos que no ven ni lloran
De mis cuadernos con sus hojitas cuadriculadas
De esta ausencia de voz cuando los gritos son necesarios.

A veces me canso de los lunes por la mañana
Con su carga de hastío
Con sus esperanzas tapiadas
Con sus oscuras hebras que tejen mi silueta
a las paredes blancas de esta casa.

A veces me canso de la compasión insana
De la ayuda no solicitada
De la benevolencia divina
De las estocadas y los sueños irresolutos.

A veces me canso del mí mismo
Que se ríe a lentas del otro yo
Que espera le conforten,
Del otro yo que sigue optimista
Pensando que “mañana será mejor
Del otro yo que escribe y escribe
Mientras el cansancio va, poco a poco,
Royendo los huesos y el cuerpo
De nuestros deseos.