martes, abril 20, 2004

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A la sombra de Pitágoras

La excusa ha sido el álgebra,
el cálculo diferencial
y la geometría analítica.
todo envuelto para regalo
en una de esas noches
asfixiantes de inicios del verano.

En la distancia
escuchamos los gritos
de quienes fuimos
escuchamos cómo tintinea
la noche sobre la calle
y cómo falla el aliento
cuando las palabras
se amontonan
una a una
sobre los labios.

Muy en la distancia
hay una niña de ojos verdes
que escribe poemitas de amor
aunque lo niega y dice
que son algoritmos
y ecuaciones inacabadas.

"¿Las líneas paralelas de veras
se unen en el infinito
?"
garabatea sobre un trozo de papel
que después arroja
por la ventana.

"Estoy anclada en una ciudad
que duele en los ojos
de tan verde y tan ausente
", se dice
en tanto, la nostalgia se vuelve
un temblor ligero.

La niña de ojos verdes
fuma un cigarrillo y,
mientras espera que den las diez,
sigue escribiendo en pequeñas tiras
de bond de 60 kilogramos
que después arruga
y lanza a la calle.