martes, enero 31, 2006

sábado, enero 28, 2006

Xalapa en la niebla

Hay espacios que de tan cercanos e íntimos duelen; duelen con la intensidad de la sonrisa ausente, con la profundidad de las manos enlazadas queriendo ser un solo cuerpo, con la impertinencia de una despedida inoportuna.

Así, entre dolorosos y agobiantes, son los reencuentros con Xalapa. Ayer la hallé enfundada en el pudor que la caracteriza y casi asfixiada por la niebla y el chipi-chipi. Desde que iba subiendo por la zona de Cerro Gordo todo fue mirarle el rostro y saber de sus tristezas y de mis nostalgias, de sabernos ajenos uno de la otra, de resignarnos a estos encuentros de fin de semana, de prisa, a escondidas, como amantes vulgares.

No obstante, a pesar del inclemente 8° Celsius de la madrugada, este día lavó su carita muy temprano y se mostró radiante, con el sol colgado a mitad del cielo. He recorrido sus callecitas esta tarde, he andado por Xalitic, por Juárez, por Morelos y me he sentido nuevamente apapachado.

Sin embargo, el gusto dura poco... son las 18:00 horas y debo volver, camino abajo, a atender a la otra amante, la de la playa.

jueves, enero 26, 2006













Andenes

Hoy desperté
Con ganas infinitas
De saber que no existo,
De creer que somos
palabra sobre palabra
Miedo sobre miedo
En una pared que crece
Más allá de la vista,
Que somos sólo
Una mueca dibujada
por el sol de la tarde,
o un suspiro silencioso
en las afueras del Metro.

La gente va y viene
Asciende o baja de los vagones
Embiste, transita y mira sin observar:
Cada quien sus cuitas
Cada cual sus regocijos.

martes, enero 17, 2006

110 km/h

Enero es de pronto
un encierro imprevisto:
desde la altura del séptimo piso
escudriño el horizonte
y solo veo señoras
corriendo al cruzar la calle.

Nada es como ayer,
esta mañana los vientos del norte
difuminan cada uno de los pasos
en la arena.

Adiós a cada esperanza,
vuelan todas ellas
por el cielo grisáceo
a 110 kilómetros por hora.

martes, enero 10, 2006

Incidencias


Se reporta el caso
de un hombre extraviado;
señas particulares:
ojos huidizos
pelo entrecano
un tic nervioso que le recorre el ánimo
desde el cuello hasta el pie izquierdo
gesticulación borrosa y entretejida de risas
y calza botas de minero.

Se recompensará
a quien dé informes
sobre su escondite.