miércoles, marzo 31, 2004

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El gato Jack

En su mundo lite
el gato Jack
lame y relame sus bigotes
mientras observa anodino
el tránsito en la calle
desde su puesto de vigía
en esta ventana del séptimo piso.

El gato Jack
con su negra pelambre
es un singular individuo:
vive la noche a sus anchas
--en las azotehuelas,
en el parquecito cercano,
en el terreno baldío--
y durante la mañana duerme sin recato.

A veces afila sus uñas
en las patas de la mesa
o en el tapiz del love seat,
a veces corre con desgano
a revisar su plato cerca de la estufa
pero la mayor parte del tiempo
se conforma
con mirar el transcurso del día
con plena indiferencia.

Cierto,
a veces envidio la leve existencia
de Jack el gato:
total ausencia de obligaciones
cero conflictos amorosos
ninguna preocupación por la tenencia del auto,
ninguna discusión con el jefe
cálida canasta para el sueño
y más de seis gatitas en la misma cuadra.

El gato Jack es bastante afortunado
tiene un pase permanente
para disfrutar el sol de la tarde
echado en la terraza
y degustar a lentas
algunos trozos de pescado.

lunes, marzo 15, 2004

A propósito de la ausencia

Hemos estado toda esta vida
con sus minutos
y sus horas
a mitad de un sueño
sentados en esta vieja mecedora
mirando el crepúsculo
y aguardando la llegada de la noche.

Hemos estado aquí
en el balconcito que da al camino principal
mirando hacia el lomerío
hacia los abedules
que se mecen con la brisa
de este otoño de brazos tiritantes.

Toda esta vida,
a mitad del sueño,
y cuando ves aparecer una figura cualquiera
recortada al horizonte
das pequeños sorbos a tu té de menta
sientes el pulso acelerarse
y tu rostro recobra el sol perdido.

De pronto, después de toda una vida
de extravíos y noches eternas,
sientes un frío repentino en la espalda:
el sol se ha ido
y la niebla empieza a envolver la casa
a desdibujar, poco a poco, el camino
las colinas y los abedules.