martes, noviembre 23, 2004

Notas sueltas

Así
Echado de bruces sobre tu pecho
Escucho el acompasado
Tum-túm
Proveniente a lo lejos
De ese tu cuerpo cavernoso.

Imagínome ser
Este sonido aletargado
Que trasciende tus recónditas
Cavidades y que marca
El ritmo de mis horas
Y mis días.

En la desnudez
de una mirada
nada aturde el sueño
de la tarde.
Excepto un suspiro
que surge repentino desde
Algún sitio allá adentro
Y escapa
Por la ventana soleada
Hacia el jardín.

jueves, octubre 28, 2004

..

Recorded Voices
VN-1800

Por dentro
soy una ciudad en el olvido:
calles y calles grises
paredes infinitas sin puertas
sin ventanas.
Por dentro
soy una sombra que crece
y se adhiere a tus párpados
a tus labios
soy un grito que se escapa
a lentas
soy la noche que te abraza
fría
asfixiante
a oscuras
sin tiempo.

Por dentro
soy una ciudad que emerge
en un valle polvoriento
soy una voz del pasado que ulula
vuela y transita lentamente
se detiene en las esquinas
y mira lado a lado
luego sigilosa
cruza de una a otra acera
espía por las vidrieras
y duerme en cualquier zaguán
o en cualquier banca del parque.

Miro mis pies desnudos
como llevan consigo
esta vida
a veces eterna
efímera
gris
luminosa.
Miro desde lejos
la ciudad que crece
y se vuelve sombra
sueño y pesadilla.

martes, julio 13, 2004

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Casi sin mirar

Has ido por la calle
Sin observar el rumbo
El reloj de pulsera
O las rutas de los autobuses
En la esquina
Frente al parque.

Has ido mirando
Sin mirar,
Dejando a la lluvia
Humedecer la nostalgia,
Avanzando sin moverte
Del piso que se queja
Bajo tus suelas.

Miras hacia dentro
Y descubres la casa vacía:
Ni una sola idea colgada
A las paredes,
Nada que recuerde
Quienes somos o fuimos,
Desprovistas de pasión
Cada una de las habitaciones.

Te sientas a mirar
Cómo avanza el día
Reptando cansado
Con aliento alcohólico
Con una mirada herida macilenta.

Hoy es una de esas jornadas
De julio en las que
El mundo debería tomarse
Un respiro, un descanso,
O irse de pinta de una buena vez.


viernes, mayo 14, 2004

No es necesario
esperar la noche,
porque la noche está aquí
con sus palabras muertas
solo que ciegos
nunca nos dimos cuenta
de la tarde en fuga.

Puedes seguir ahí
eternamente
en la oscuridad y el silencio
porque nadie vendrá
a salvar una tumba vacía.

lunes, mayo 10, 2004

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Las resonancias existen
aunque a veces usted y yo
hagamos oídos sordos
a las palabras que ayer
movieron el aire,
el agua,
los sueños.

En la actualidad
somos dos razones
para el desencuentro
y andamos por ahí
--pequeños y torpes--
en las mañanas de mayo
buscando entre la gente
el rostro y la sonrisa
inesperados.

.

martes, abril 20, 2004

.

A la sombra de Pitágoras

La excusa ha sido el álgebra,
el cálculo diferencial
y la geometría analítica.
todo envuelto para regalo
en una de esas noches
asfixiantes de inicios del verano.

En la distancia
escuchamos los gritos
de quienes fuimos
escuchamos cómo tintinea
la noche sobre la calle
y cómo falla el aliento
cuando las palabras
se amontonan
una a una
sobre los labios.

Muy en la distancia
hay una niña de ojos verdes
que escribe poemitas de amor
aunque lo niega y dice
que son algoritmos
y ecuaciones inacabadas.

"¿Las líneas paralelas de veras
se unen en el infinito
?"
garabatea sobre un trozo de papel
que después arroja
por la ventana.

"Estoy anclada en una ciudad
que duele en los ojos
de tan verde y tan ausente
", se dice
en tanto, la nostalgia se vuelve
un temblor ligero.

La niña de ojos verdes
fuma un cigarrillo y,
mientras espera que den las diez,
sigue escribiendo en pequeñas tiras
de bond de 60 kilogramos
que después arruga
y lanza a la calle.

lunes, abril 12, 2004

Hate

A veces me canso de mí:
De mis estúpidas ideas
Que dejan sus pintas
En las paredes interiores;
De las razones cortas
Que son camisas de fuerza
Para mirar con ojos nuevos
El horizonte que se cuelga
Desde las nubes pusilánimes,
De estas palabras pegadas al cielo de la boca
Que reúnen sus letras de cambio
Y siguen siendo ellas
Tan marchitas e ineficaces.

A veces me canso de mí:
Del ir y venir cotidiano
Por la misma ruta que,
de tan recorrida,
Solo guarda sorpresas
Para los distraídos e insomnes;
Me canso de mis manos que no apresan
De mis ojos que no ven ni lloran
De mis cuadernos con sus hojitas cuadriculadas
De esta ausencia de voz cuando los gritos son necesarios.

A veces me canso de los lunes por la mañana
Con su carga de hastío
Con sus esperanzas tapiadas
Con sus oscuras hebras que tejen mi silueta
a las paredes blancas de esta casa.

A veces me canso de la compasión insana
De la ayuda no solicitada
De la benevolencia divina
De las estocadas y los sueños irresolutos.

A veces me canso del mí mismo
Que se ríe a lentas del otro yo
Que espera le conforten,
Del otro yo que sigue optimista
Pensando que “mañana será mejor
Del otro yo que escribe y escribe
Mientras el cansancio va, poco a poco,
Royendo los huesos y el cuerpo
De nuestros deseos.


miércoles, marzo 31, 2004

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El gato Jack

En su mundo lite
el gato Jack
lame y relame sus bigotes
mientras observa anodino
el tránsito en la calle
desde su puesto de vigía
en esta ventana del séptimo piso.

El gato Jack
con su negra pelambre
es un singular individuo:
vive la noche a sus anchas
--en las azotehuelas,
en el parquecito cercano,
en el terreno baldío--
y durante la mañana duerme sin recato.

A veces afila sus uñas
en las patas de la mesa
o en el tapiz del love seat,
a veces corre con desgano
a revisar su plato cerca de la estufa
pero la mayor parte del tiempo
se conforma
con mirar el transcurso del día
con plena indiferencia.

Cierto,
a veces envidio la leve existencia
de Jack el gato:
total ausencia de obligaciones
cero conflictos amorosos
ninguna preocupación por la tenencia del auto,
ninguna discusión con el jefe
cálida canasta para el sueño
y más de seis gatitas en la misma cuadra.

El gato Jack es bastante afortunado
tiene un pase permanente
para disfrutar el sol de la tarde
echado en la terraza
y degustar a lentas
algunos trozos de pescado.

lunes, marzo 15, 2004

A propósito de la ausencia

Hemos estado toda esta vida
con sus minutos
y sus horas
a mitad de un sueño
sentados en esta vieja mecedora
mirando el crepúsculo
y aguardando la llegada de la noche.

Hemos estado aquí
en el balconcito que da al camino principal
mirando hacia el lomerío
hacia los abedules
que se mecen con la brisa
de este otoño de brazos tiritantes.

Toda esta vida,
a mitad del sueño,
y cuando ves aparecer una figura cualquiera
recortada al horizonte
das pequeños sorbos a tu té de menta
sientes el pulso acelerarse
y tu rostro recobra el sol perdido.

De pronto, después de toda una vida
de extravíos y noches eternas,
sientes un frío repentino en la espalda:
el sol se ha ido
y la niebla empieza a envolver la casa
a desdibujar, poco a poco, el camino
las colinas y los abedules.

lunes, febrero 23, 2004

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Play offs

Afianzado en lo alto de la loma
El hombre de uniforme a rayas azules
espía a izquierda y derecha
Intentando adivinar el movimiento
De quienes distraen su atención
Ante el próximo disparo.
En una fracción de segundos
El mundo se halla suspendido
Entre un suspiro y otro:
puede vivir el éxtasis, la gloria misma
O bien, sufrir el escarnio
Y condenarse al olvido.
Es un instante y, al mismo tiempo,
La eternidad hecha presencia.

El griterío de la gente llega hasta él
Como un ruido sordo
Como llegaba
el ulular del viento
Entre los árboles
En aquel pequeño patio de
su escuela primaria.

Recuerda por un instante
Los campos polvorientos
donde jugó de niño;
los viejos zapatos rotos
heredados de su hermano,
pero sobre todo,
recuerda los maizales que crecían
en el fondo, más allá
de la barrera de casuarinas,
y que él imaginaba diez mil
aficionados vitoreando
cada una de las jugadas.

Recuerda que él era héroe del partido,
[a pesar de los zapatos rotos
Y las pelotas de retazos de trapo
que le fabricaba la abuela,]
y al mismo tiempo
era el narrador radiofónico:
Va a lanzar, señores...
espía al hombre en la primera,
recibe la señal del cácher desde el home,
asiente y se encamina al lanzamiento
”,
se escucha decir con la voz del niño
que ahora tiene miedo y está nervioso.

Siente en su mano izquierda
Las costuras de la pelota, las cuenta;
Acaricia la suave superficie de cuero
Y mira al bateador moverse ansioso
En el plato.

Sonríe para sí
Y se dice:
Sólo es un juego”.

Echa la mirada al cielo
––Valenzuela dixit––
y observa de reojo la cerca de púas
Y las plantas de maíz que
Agitan sus hojas verdes con el viento.
Desde la tribuna alguien piensa,
binoculares en mano,
que el pitcher está rezando.

Tú y yo sabemos que no es cierto
Que a pesar de las ocho cervezas
Que hemos bebido y
El calor asfixiante del final del verano,
El lanzador,
Con corredores en las esquinas
Y en peligro de anotación inminente
Ha empezado a narrar extasiado:
Recibe la señal señores,
va a lanzar en el juego decisivo,
estamos en los play offs de la serie mundial
y nuestro hombre en la loma
se ha portado como un gigante
”.

La cuenta está 3 y 2
con un hombre en posición de anotar,
Te levantas del asiento
Y secas el sudor de tu frente:
El hombre en el centro del diamante
Deja de hacer contacto con su guante
Y estamos en la fracción de segundo
En la que el mundo suspende su aliento.

Suelta el brazo
y de su mano brota un haz de luz.

lunes, febrero 16, 2004

Bus al centro.

La vida pasa, así de pronto,
Como un bus al centro
Unos colgaditos del estribo
Y los menos
Cómodamente sentados
Mirando pa'fuera
Pa'no ver a las ñoras
Que niño en brazos
Elucubran a quien
Joderle el asiento:
Verdad que ya no hay
caballeros
”, dicen
y me imagino
a todos esos guarros
de armadura-dura
sudando la gota
sopeando sus teveynovelas
y pensando en las
piernotas de la Lorena Herrera.

La vida pasa así de pronto
Cuesta abajo en su rodar
y así ni quien chiste
ni quien repele
--bueno, algunos golosos sí—
otros dormitados sin ver, oír o hacer caso;
los demás –oséase, usté y yo, camarada--
acá abajito
mirando, mirando, mirando
dejando caer estas letras
y esperando un turno
para el próximo viaje.


viernes, enero 02, 2004

Postrado en Chalchihuecan

Por un instante creí que
Habíamos caminado tierra adentro
Entre el mangle, bordeando los pantanos,
Apartando del rostro las verdes hojas
Del platanillo, las guías del zacate de espigas
Y azuzando los mosquitos que nos siguen
Como enjambre.

Pensé que habíamos
Avanzado algo desde la orilla
No sé, 200 ó 300 varas
Dejando atrás el río, el estero
y la laguna que los naturales de esta tierra
llaman de Lagartos.

Creí ver a los otros
Caminando penosamente, tropezando delante de mí.
Creí escuchar sus injurias bajo este sol calcinante
Con el arrepentimiento en cada palmo de piel
En medio de esta humedad
Que amenaza a uno dejarle seco el cuerpo
Hasta la última gota.

...

Debe ser efecto del ron
De la quinina
O de la fiebre misma.

Todavía estoy aquí
Tirado en la arena
Mirando la barcaza vacía
Y los bultos regados en la playa,
Sin poder moverme
Sin dar un paso
Con la alucinante sensación de una
Muerte segura
entre labios.