110 km/h
Enero es de pronto
un encierro imprevisto:
desde la altura del séptimo piso
escudriño el horizonte
y solo veo señoras
corriendo al cruzar la calle.
Nada es como ayer,
esta mañana los vientos del norte
difuminan cada uno de los pasos
en la arena.
Adiós a cada esperanza,
vuelan todas ellas
por el cielo grisáceo
a 110 kilómetros por hora.
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