
No hay agobio que valga
la vida entera
soterrada bajo el sopor de la tarde.
Entre todas las palabras
a elegir
terminamos usando siempre
las que delatan nuestros
temores
y nuestras flaquezas.
Silencio, por favor,
mayo fenece
y ahora la amenaza
de lluvia
es una certeza que crece
como la mala hierba.
¿que no era acaso abril
el mes más cruel?
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