Hay razones técnicas para ello:
la existencia continúa su trajín
vulgar y ordinario
después del Carnaval:
el azul vuelve a ser gris
y lo cotidiano engulle
nuestros cuerpos y ánimos
en un bocado...
C'est la vie:
se transita de la luz
a la noche en fracción
de segundos;
lo demás
es polvo de estrellas
sobre el bulevar.
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