y el coraje
la piel se eriza a tramos
y se transforma en corteza de miedo
con el solo redoble de la nochecon las uñas que amenazan herir
el cuerpo, las ideas, los huesos, las palabras…
No, señor, la vida no es sueño,
de ello estoy seguro;
en todo caso, pesadilla
ópera bufa escrita y dirigida
por una secretaria perezosa;
ideada por un dios enfermo,
alcohólico y perverso;
conducida por un doliente
y amargado pederasta.
La tragedia nuestra
es que en ese guión contradictorio,
cargado de situaciones estúpidas,
nos han tocado dos líneas,
dos intervenciones monosilábicas,
y como personajes cuasi-mudos
estamos obligados a permanecer
en escena
como evidencia de la paradoja esencial:
el vacío, el silencio y la ausencia
extrema de sentido.
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